domingo, 16 de diciembre de 2007


De la ventana hacia fuera, la carretera empapada en lágrimas que caían del cielo,


con nubes vigilando los rayos que golpeaban las casas de madera.

Y un frío capaz de condenar a cadena perpetua cada estación, cada parte de la carretera.

De la ventana hacia dentro,

mis dedos dibujando mi nombre en el vidrio empañado con el calor humano,

y mi otra mano sostenía una carta,

escrita a tinta negra en hojas amarillas como siempre me han gustado,

con aroma a ti y con tú letra.

Una lágrima en mi cara, mis manos heladas.

Mi mente piensa en lo que haré. En lo que va quedando atrás.

No me arrepiento. Será una virtud…

He pensado entre estos años no me di cuenta como cambié tanto.

Y pienso una y otra vez, que si llegara a vivir gente al pueblo fantasma,


se perdería toda su magia.

Se hizo de noche.

Llegamos.

Guardo tu carta en el bolso, lleno de cosas inservibles pero que siempre me acompañan

No pude terminar de leerla, la emoción fue más grande.

Pero cuando creía que algo me ataba a ti.

Me di cuenta que podía seguir caminando sin dificultad.

Y de la ventana hacia fuera.

El aire seguía anestesiándome como la primera vez...

Mi abrigo negro se movía, mi pelo al viento…

Y la última lágrima, se perdió entre las lágrimas del cielo.

Li<.

1 comentario:

GAMAL OMAR dijo...

sera el pueblo fantasma tu alma ?
tendra alguna relacion con lo que te dije una vez....?
te acuerdas....? que si esa pena tan grande fuera necesaria para quee scribieras asi.....
es mejor que la poseeas...que la hagas tuya ?...
que no la abandones...
que sigas leyendo la carta...
que sigas sientiendo que crea que existes...
al menos...yo creo en tu existencia...mas que en ti y tus letras....
busco conocerte dentro de la vida si es preciso...tbn dentro de este pais...


mil besos