sábado, 12 de abril de 2008

Soy frágil después de todo...


Caía vulnerable en sus brazos, ni si quiera sentía vergüenza de toda la gente que estaba a mi alrededor con cara de depresión endógena.

Yo sólo lloraba como si supiese que sería el último llanto de mi vida, hacía mezclas en la tabla con pinceles, mil matices a la vez, podía ver colores de rencor, dolor, tristeza, hasta pude ver el odio reflejado en pinceladas que desaparecieron así como su mirada se perdió entre la mía.

Yo tocaba su cara, lo recuerdo cada vez que cierro los ojos, la imagen vuelve a mí y no me deja.

Estaba helada, su cuerpo se congelaba lentamente, la lluvia limpiaba la sangre que derramó tras el accidente.

Nunca me lo voy a perdonar. Él lo sabía, me lo intentó decir muchas veces pero no lo escuché.

Ese presentimiento que lo ahogó desde la mañana.

De alguna u otra forma me deseaba por última vez, me miraba por última vez y me acariciaba por última vez, como lo hizo la primera…

No lo escuché, no quise escucharlo.

Murió sintiendo la culpa de mi enojo por su infidelidad, pero él sabía que yo era capaz de perdonarlo.

Y de caer yo en sus brazos cayó él en los míos por última vez. Es probable que ahora mientras miro las nubes, él esté mirándome desde allí. Y espero; pueda perdonarme en nuestro encuentro.



{Pateando piedras...}


Li.