martes, 22 de septiembre de 2009

Pedazos de árbol


Sus recuerdos han dejado yagas en mi corazón.
Las he salado para que duelan, pero se que cicatrizarán rápidamente.
Tenía ese cosquilleo en el estómago. ¿Incertidumbre?
No quería preguntarle si esto se acabaría, porque ya me sabía la respuesta.
No quería que me doliera, sin embargo la espera me fue matando en vida.
Nada. Absolutamente nada era como fue un tiempo atrás.
Incluso el brillo de sus ojos se había opacado. Como la irritación del árbol por tocar
las estrellas.
La caminata ambigua que solíamos recorrer simplemente fue parte de la tierra mojada
que tantos lindos recuerdos me traía.
Ese hombre que nos vio tomados de la mano mientras el sol se escondía avergonzado
nos dijo que nada era para siempre. Y fue cuando mi temor comenzó.
De pronto todo tomó otro sentido y el miedo a que mañana nada fuera como hoy.
Fue gastando el camino.
O quizás venía gastado de antes y nos dimes cuenta ahora.
Ahora entiendo la irritación del árbol por no alcanzar el cielo
Y de la tierra mojada que nadie ve, porque sólo trae recuerdos.
A veces es bueno ser árbol y tierra
sin querer se han complementado y así como ellas nos traían recuerdos mientras
consolidábamos la unión.
Ellos también se unieron e indagaron mi corazón.
Lástima. No encontraron nada en él.
Si, definitivamente sus recuerdos han dejado yagas en mi corazón.
Espera, voy por la sal