sábado, 8 de marzo de 2008

Y el viaje...


Pienso sin embargo, que subirse al tren no fue lo más difícil, quizás sentir día a día que no estaba en el andén correcto, me llevó a probar suerte en muchísimos de ellos. Algunos estaban rodeados de luz, otros sólo tenían luciérnagas. En muchas noches quise tirarme abajo (sin el intento suicida) el frío congelaba no solo mi cuerpo, la hipotermia de mis pensamientos era más profundo que cualquier cosa. De pronto todos los paisajes que había vivido en mi vida se transformaban a infiernos llenos de rencor y tomaron rumbo al olvido. Habían noches claro, en que me conformaba pensando que Dios me había puesto en ese lugar porque me correspondía, se que no es la palabra apropiada, pues sin nada llegamos a este mundo y tal cual nos iremos.

Así pasaron muchos días, demasiados, donde tuve que ver lo que no quería, comer lo que no apetecía, donde la nieve fue mi único abrigo y las sombras mis únicas amigas.

Hoy, a once meses de este viaje; pienso que de haber vivido tanto allí prisionera entre sábanas de polvo, lo mejor que pudo pasar, fue que el tren se saliera de sus líneas.


Li< [pateando piedras]

1 comentario:

GAMAL OMAR dijo...

wuau...encuentro relaciones con los "poetas malditos"...palabras llenas de existencialiso...pero no ese vacio, mas bien un existencialismo lleno de vida.

cuando el tren abandono su linea ?....paro su marcha ?
o bien siguio como loc por el mundo....asi como mis zapatos en ciertas ocasiones ?...

saludos li...

un gigante beso